
Sin embargo, en esta ocasión es inevitable hablar de la leyenda de Roldán y Ferragut, una versión moderna de David y Goliat, ejemplo de la lucha de moros contra cristianos que tiene, en el “Poyo de Roldán” en el término de Alesón, su explicación.
Ferragut era un gigante musulmán, descendiente de Goliat y prácticamente invencible que mandaba en Nájera. Roldán, sobrino de Carlomagno, quien acabó con él, recuperando para el cristianismo la ciudad. Varias son las versiones de cómo se logró la gesta, pero independientemente de si fue o no verdad, es apasionante recorrer unas tierras con tanta historia.
Llegando a Nájera podemos divisar en sus cerros las huellas de lo que fueron viviendas prehistóricas desde la Edad de Bronce bajo el cerro que ocupó en su día una fortaleza musulmán.
Las calles de la ciudad son las calles de la que fue la capital del primer gran imperio peninsular, el reino de Nájera Pamplona y que recibió visitas ilustres como las de Carlos V y Felipe II.
En el Monasterio de Sta. María la Real el tiempo discurre despacio, narrándonos los distintos capítulos de su propia historia y la de la localidad. Un monasterio que se crea alrededor de una cueva donde la leyenda dice que un halcón encontró una virgen, un ramo de azucenas, una lámpara y una campana. Una virgen –la de La Cueva- a la que el rey atribuyó sus victorias y dedicó el monasterio. No nos podemos perder también el coro, con una majestuosa sillería de estilo gótico, los panteones o el claustro, donde se encuentra el mausoleo de Don Diego López de Haro. En definitiva, un conjunto espectacular del que no voy a hablar más para que no os resistáis a visitarlo.

Por cierto, si hacéis la ruta con tiempo, quizás podáis encontrar el tesoro que según cuentan, se encontraría enterrado en el Poyo de Roldán… Chsssss!! Es un secreto!!